En la curva última
de su largo camino
se encuentra el abuelo.
Su paso reposado,
su mirar muy atento,
disfrutan el momento.
Siete hijos, 25 nietos,
8 bisnietos, el paisaje,
le recuerdan el amor sin tiempo.
Su vieja, la compañera
de tantos inviernos,
le dejó tesoros de recuerdos.
La sonrisa de niño travieso
lo mantiene feliz
como si escuchara cuentos.
Su viejita, es una estrella
que adorna el firmamento,
y Él, es el sol de este momento.
Hacen 60 años del primer beso
y ahora van tres años
que duerme en silencio.
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